Por Willian Gallegos
Las últimas generaciones de peruanos, y
especialmente selváticos, no saben que en el Perú entre los años sesenta y
ochenta operaban dos líneas aéreas: la SATCO (Servicio Aéreo de Transportes
Comerciales), de propiedad de la Fuerza Aérea del Perú, y Faucett, privada. En
1973, sobre la base de SATCO, se crea la empresa AEROPERU, que se convierte en
la línea de bandera del Perú, realizando vuelos internacionales, siendo los
vuelos nacionales cubiertos con los aviones Fokker, de fabricación holandesa.
El modelo a turbohélice, era el Fokker F-27, y los jets, el Fokker F-28.
Por supuesto, los pasajeros de Aeroperú, pugnaban
por volar en el jet, y tenían que hacerlo en el a turbohélice, cuando ya no
quedaba otra posibilidad, pues esos años, solo con dos líneas aéreas operando,
la demanda de pasajeros era tal que el antiguo local de Corpac de Tarapoto, una
vetusta casona, construida cuando se trasladó el aeropuerto en 1961 del lugar
que ahora ocupan el Hospital de Tarapoto y la Dirección Regional de
Agricultura, parecía un mercado. No olvidemos que el de Tarapoto siempre
fue el segundo aeropuerto a nivel nacional, después de Lima.
Cuando el Fokker F-27, o turbohélice, llega a
Tarapoto, curiosamente llega con el nombre con el que se le conoció en toda la
Amazonía: El Chinchilejo. Este avión era el que iniciaba la jornada aérea de
Aeroperú: era el primer vuelo en llegar a Tarapoto, y el primero en despegar
(los juanguerrinos decían: el primero en elevar). Y El Chinchilejo tenía una
particular en el sonido de sus motores, que parecía el de un ronroneo
desafinado, mientras que el del jet era fino. Pero al fin al cabo, los vuelos
de los dos aviones siempre llegaban y salían con carga completa, pues por esos
años aún no estaba totalmente habilitada la carretera Marginal de la Selva.
¿Y por qué el nombre de Chinchilejo, a ese avión
que realizaba vuelos casi heroicos? Pues siempre me intrigó el nombre hasta que
ayer domingo, en una conversación que sostenía con Luis Salazar Orsi y Carlos
Tafur Ruíz, al que después se integraría Néstor López Cahuaza, comenzamos a
analizar no el nombre, que se asocia a la libélula, conocido también como ´el
caballito del diablo´, como se le describe en una amena leyenda amazónica, que
usted puede encontrarlo en la red, sino el lugar en que nació la denominación
popular del avión.
Llegamos a la conclusión –que es todavía una
especulación—que el nombre de El Chinchilejo, le fue asignado en el
departamento de Loreto, pues la designación de la libélula con ese nombre está
más acentuada en Iquitos, y con más intensidad en Pucallpa. Tanto es así, que
Hernán Vidaurre, el conocido humorista pucallpino, de Los Chistosos, en la
secuencia “Defuendiendo la naturaleza”, simula que José Tomás Gonzales
Reátegui, a la sazón ministro de la Presidencia del gobierno de Fujimori, dicta
una clase magistral con el título “El Chinchilejo”, alternando la muletilla:
“pero ese no es así”.
Para terminar. La mayoría de los pasajeros prefería
viajar en el jet de Aeroperú, y, repito, en El Chinchilejo lo hacía cuando “no
quedaba otra”. En cierta oportunidad, en el aeropuerto, un señor
Reátegui, que había sacado su pasaje en el jet, el empleado de la
compañía, que quería congraciarse con un pitucón. le quiso cambiar al
Chinchilejo con el cuento que sale primero y va a llegar más temprano a Lima,
obteniendo la siguiente simplona negativa: “Mira hijito, yo he sacado mi pasaje
en el jet y no te acepto pasar al Chinchilejo, porque ahí ya no nos salva ni el
Apra”. La hilaridad fue general.
Hemos querido recordar a un avión que era casi
exótico, y de repente se convierta en mítico, porque tenía una particularidad
especial: despegaba en un tramo no muy largo, pues, mientras al jet le veíamos
en su carrera en la pista para iniciar el despegue, al Chinchilejo ya lo
veíamos bien alto, tanto que la gente que quería ver su carrera y al divisarlo
ya en el aire terminaba con una exclamación: ¡Ya nos ha jodido el Chinchilejo!
Fuente del artículo:
http://www.diariovoces.com.pe/22767
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